Dónde: sin ninguna duda
(y más en esta época de confinamiento) el lugar elegido es en casa. Ahora bien
decide cuál va a ser el lugar donde vas a practicar. Si practicar en casa va a
tener una continuidad en el tiempo te aconsejo que tengas un lugar especial ,
una habitación o un rincón agradable y luminoso. A mí me encanta practicar
delante de una ventana para tener luz natural y oír a los pajaritos, así no me
siento tan sola y conecto mejor con el ritmo de la naturaleza. Aunque hay veces
que me quedo embobada mirando por la ventana en vez de hacer las Asanas 🙈 (un recurso
habitual de la mente).
Cuándo: en este apartado voy a ser bastante radical.
Creo, sin lugar a dudas, que la mejor hora es por la mañana antes de hacer las
cosas de casa o trabajar. Cuesta mucho mantener un hábito, la típica leyenda de
que son necesarios 21 días para establecer un hábito es una cruel mentira.
Todos los días son distintos y tu mente y tu cuerpo buscarán miles de excusas.
Si dejas al azar la hora de la práctica seguramente el día se complique y
llegará la noche y no habrás hecho nada. Eso produce un sentimiento de fracaso
terrible que es mejor ahorrarse ya que puede boicotear todos tus buenos
propósitos. Te levantas, haces la práctica y el día es enteramente tuyo. Ahora
bien si es imposible por cuestiones de logística (niños, pareja, horario, eres
una ave nocturna) la hora antes de la cena también puede ser buena.
Cómo: al principio para establecer una práctica diaria de yoga se necesita de ayuda externa. Busca un canal de YouTube, un reto de Instagram, clases online, un libro, alguien que te ayude en tus primeros pasos como auto guía. No es difícil, hay muchas ofertas en la red, y estos días muchas más de lo habitual. Encuentra algo que conecte contigo, explora y déjate ayudar una temporada, cuando te conozcas un poco mejor podrás ir haciendo tus propias practicas caseras siguiendo tu intuición.
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