Cada una explora su camino a través de la práctica diaria queriendo hacer lo mejor posible dentro de sus circunstancias. Todas tenemos nuestras batallas, perdidas y ganadas, así como una larga lista de limitaciones tanto mentales como físicas.
Todas sin excepción.
No importa que lleves dos meses practicando o treinta años, todas nos enfrentamos a los desafíos de la practica intentando no sentirnos indignas o desesperanzadas por los esfuerzos, que muchas veces parecen nos ser recompensados.
Pero el camino del auto conocimiento es un laberinto extraño y particular, creado a partir de las necesidades de cada una y de lo que tengamos que aprender y reaprender y volver aprender.
Si eres una persona que acabas de comenzar a practicar yoga, o estás valorando la firme idea de ponerte a ello, mucha de la información que te llega a través de Instagram, YouTube, o de mí misma, puede resultarte intimidante y llegues a creer que no tienes la capacidad necesaria para ser una verdadera yogui.
¿Pero qué es una verdadera yogui?
¿Alguien que puede poner los pies en la cabeza a la vez que hace una postura invertida?
¿Una persona que sabe todos los nombres de las asanas en sanscrito?
¿Quién recita mantras con devoción a la luz de una vela?
¿Quién se levanta a las cinco de la mañana para enfrentarse a su cuerpo rígido y a su mente dormida?
¿La que practica con desapego sin expectativas?
¿La que colecciona posturas como cucharillas de café?
¿La que puede hacer mil asanas y no sabe meditar?
¿La que medita y no puede hacer ni un perro boca abajo?
¿La que disfruta del camino?
¿La que sufre sin remedio día tras día?
Pues en realidad, bajo mi punto de vista, todas y ninguna. Cada una de nosotras tiene que recorrer su propio laberinto extraño y particular, y compararse con profesiones del yoga, con amigas, youtubers o influencers no sirve de nada.
Tus limitaciones son tan especificas y determinadas que ninguna persona que conozcas sabe como enfrentase a ellas, pueden parecerse pero no son las mismas. De la misma manera nadie posee tus mismas fortalezas y tu misma determinación.
Reconocer con humildad y valentía tu diferenciación y explorar con ahínco el camino que tienes por delante es lo que te hace una verdadera yogui.
Todo lo demás es postureo, como dice Kino McGregor: El yoga es, ante todo, un viaje espiritual interior que nadie puede juzgar desde fuera.
Después de todo lo dicho, si quieres comenzar a practicar yoga, o llevas poco tiempo, o por el contrario estás descubriendo desde hace tiempo tu laberinto yogui, quiero que sepas que no estás sola.
Que aunque tú seas única, como lo soy yo, tenemos muchas cosas en común: el miedo, la inseguridad, la frustración, la tristeza, las preguntas, la alegría de reconocernos, las limitaciones tanto físicas o como mentales, la curiosidad…
Sé por experiencia que es difícil encontrar una gran maestra o un maestro de yoga que nos lleve de la oscuridad en la que estamos sumergidas a la gran luz de la liberación espiritual. Aunque vivimos en la era de la globalización, y a golpe de tecla o cartera, podemos tener acceso a grandes gurús sigue sin ser fácil.
Tal vez en lugar de buscar a ese gran ser iluminado podemos intentar encontrar una persona que nos apoye y nos aporte seguridad en el momento en el que nos encontramos, sin expectativas, tan solo que nos ayude a transitar por nuestro laberinto con cariño y paciencia.
Te ofrezco mi ayuda de las siguientes maneras:
- Clases particulares para dos personas en mi salita de yoga en Trabazo.
- Talleres presenciales en Pontevedra todos los sábados.
- Prácticas supervisadas por Zoom de Ashtanga Yoga, los lunes y los miércoles por lamañana.
- Clases guiadas por Zoom de Yin Yoga, de lunes a jueves por la tarde.
- Manuales de Yin Yoga para practicar a tu aire durante cuatro semanas.
- Vídeos gratis en YouTube de distintas prácticas de Yin Yoga.
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