Escribir un diario me da perspectiva, me enseña que no todos los días
son iguales, me ayuda a escucharme, me proporciona un canal para que mi
subconsciente se comunique, me impulsa a seguir con mis propósitos.
Escribo un diario desde que comencé a practicar yoga en casa, fue algo que surgió de manera innata. Escribir cada día las cosas que hacía me enseñó que no todos los días eran iguales, que no solo me limitaba a levantarme, comer, cagar y dormir. Cada día tenía nuevos matices por explorar, cada día era una oportunidad para encontrarme conmigo misma.
Llevar un control de las prácticas de yoga, y del ejercicio que hago, es fundamental para establecer una rutina y ver cómo mi cuerpo responde a mis metas. Me gusta ver las gráficas de mi rendimiento, no con el objetivo de exigirme, más bien para analizar y observar que necesito.
Tener un calendario a la vista cerca de la esterilla también me ayuda en los días que estoy un poco vaga o algo indispuesta. Observo el desarrollo que voy teniendo día tras día y de esta manera adapto mi práctica de yoga dándole más intensidad o por el contrario más reposo e introspección.
Es, para mí, la mejor manera de hacerme de guía y maestra, así no dejo mi práctica a las insidiosas manos de mi subconsciente (que siempre va a querer que me quede durmiendo en la cama 😹) Llevar un diario en Instagram también me ayuda a ser disciplinada y constante. No sé si te has fijado pero siempre publico tres fotos: una de mi práctica diaria de yoga, otra comparto retos, ejercicios, yoga drills, recetas de comida, secuencias de Yin yoga, y la última es sobre mi escritura, lo que leo y veo, mis peludos, mi vida. De esta manera si no subo las fotos en orden no me queda bien cuadrado mi feed y esta chorrada me ha ayudado muchas mañanas a salir de la cama y desenrollar la esterilla 😹.
Cualquier recurso, por tonto que sea, es útil en la práctica casera de yoga. Yo utilizo tres: calendario, diario y publicar en Ig.
Escribir un diario también me llevó al principio a escribir poesía como si fuese una adolescente para exorcizar demonios, después con calma... después con calma y quietud de espíritu a escribir cuentos cortos, haikus, relatos, novelas (tengo dos publicadas y cinco en espera de ver la luz🙊). Esa acción tan sencilla abrió una puerta a mi imaginación, la cual tenía cerrada con grandes cadenas y candados de responsabilidad mal entendida. Escribir me devolvió mi inocencia, mis sueños y una esperanza que creía muerta.
Así de intenso fue y así de intenso es para mí escribir un diario.
Escribo un diario desde que comencé a practicar yoga en casa, fue algo que surgió de manera innata. Escribir cada día las cosas que hacía me enseñó que no todos los días eran iguales, que no solo me limitaba a levantarme, comer, cagar y dormir. Cada día tenía nuevos matices por explorar, cada día era una oportunidad para encontrarme conmigo misma.
Llevar un control de las prácticas de yoga, y del ejercicio que hago, es fundamental para establecer una rutina y ver cómo mi cuerpo responde a mis metas. Me gusta ver las gráficas de mi rendimiento, no con el objetivo de exigirme, más bien para analizar y observar que necesito.
Tener un calendario a la vista cerca de la esterilla también me ayuda en los días que estoy un poco vaga o algo indispuesta. Observo el desarrollo que voy teniendo día tras día y de esta manera adapto mi práctica de yoga dándole más intensidad o por el contrario más reposo e introspección.
Es, para mí, la mejor manera de hacerme de guía y maestra, así no dejo mi práctica a las insidiosas manos de mi subconsciente (que siempre va a querer que me quede durmiendo en la cama 😹) Llevar un diario en Instagram también me ayuda a ser disciplinada y constante. No sé si te has fijado pero siempre publico tres fotos: una de mi práctica diaria de yoga, otra comparto retos, ejercicios, yoga drills, recetas de comida, secuencias de Yin yoga, y la última es sobre mi escritura, lo que leo y veo, mis peludos, mi vida. De esta manera si no subo las fotos en orden no me queda bien cuadrado mi feed y esta chorrada me ha ayudado muchas mañanas a salir de la cama y desenrollar la esterilla 😹.
Cualquier recurso, por tonto que sea, es útil en la práctica casera de yoga. Yo utilizo tres: calendario, diario y publicar en Ig.
Escribir un diario también me llevó al principio a escribir poesía como si fuese una adolescente para exorcizar demonios, después con calma... después con calma y quietud de espíritu a escribir cuentos cortos, haikus, relatos, novelas (tengo dos publicadas y cinco en espera de ver la luz🙊). Esa acción tan sencilla abrió una puerta a mi imaginación, la cual tenía cerrada con grandes cadenas y candados de responsabilidad mal entendida. Escribir me devolvió mi inocencia, mis sueños y una esperanza que creía muerta.
Así de intenso fue y así de intenso es para mí escribir un diario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar y compartir 😽